Después de leer el artículo, en parte no me sorprende que la situación haya llegado a los extremos que han llegado (teniendo en cuenta, además, mi propia experiencia como adolescente en España). Quizás no en todos los colegios ni en todos los casos, pero sí en muchos barrios o familias marginales la pobreza menstrual puede llegar a afectar al fracaso escolar debido a la falta de recursos. Aun así, debemos recordar que con estos «recursos» no me refiero únicamente a los económicos, sino también a los didácticos en cuanto a educación sexual. Esta continúa siendo obsoleta en muchos sentidos. Asimismo, los adolescentes no suelen tomársela en serio debido al enfoque que se suele emplear para con ellos. Muchas personas que conforman parte entre mi alumnado sienten vergüenza y timidez al hablar sobre salud menstrual. Siempre hay algún gracioso o graciosa que hace algún comentario o broma al respecto, y, en ocasiones, esas bromas, en vez de romper el hielo, lo endurecen. En otras situacion
Comentarios
Publicar un comentario